DEL AMOR Y LA MEMORIA.
La memoria de mi cuerpo sobre tu cuerpo es el mar,
también la piel es sal y arrecifes,
las bocas de los amantes se precipitan y retornan
erosionándose el corazón
por los besos que no han sido.
Por los ojos de arena antigua,
cerca del mar, retuve tu aliento,
costa sin luz,
acantilados gloriosos para deshacernos;
-todo en el amor es algo marítimo-,
cómo explicar si no su regreso
su ida, sus marejadas,
sus hechizos extraños, su desventura.
Amarte fue embarcar en un sueño de algas;
me dabas de comer caracolas perfectas,
tuve tu vida, tuviste mi muerte,
teníamos también algo en lo profundo;
el tiempo se ofuscaba en un laberinto perenne
y nos dolía el corazón de amor o desamparo.
Amarte fue buscar un continente,
hacer un continente, descubrir un naufragio;
teñirnos de azul y de verdes el alma,
construir un océano para nuestros nudos.