S/T. Tinta sobre papel. E. Muntañola
Tuve la vista ácima hasta que conocí tu nombre.
Extendías, acotada, la infancia;
el aire deshecho.
No sé qué no habrán roto tus manos
qué no habrán muerto,
qué no habrán amado, ácidas hasta la derrota.
Y ahora,
consigamos un recambio para el alma.